La FIFA funciona igual a tu gobierno
Fútbol, lo vivimos, lo respiramos, lo amamos, nos inspiramos. No importa que tan hermoso pueda ser un deporte o cualquier actividad económica, la forma como esta se implemente siempre estará sometida a la organización humana. Siendo el fútbol una de las industrias más globalizadas, es este, a través de la FIFA el que nos muestra con claridad y nitidez los síntomas de la globalización hipercomercializada que caracteriza al último siglo.
Lo primero que en este punto salta a los ojos es que todas las sedes han sido compradas de una u otra forma, sin embargo, la siguiente siempre parece más comprada que la anterior. Y eso no es coincidencia, pues, interpretando a Branko Milanovic, la hiperglobalización exige “que todos hablen el mismo idioma”, es decir, poder encontrarnos en ciertos valores, y para este fin el único valor que se ha demostrado como universal es el lucro. De esta forma el éxito financiero es el valor por excelencia obligando a la creación de sociedades AMORALES.
Explica entonces: “Esa amoralidad implica que la sociedad y los individuos son indiferentes respecto a la forma en que se adquiera la riqueza, siempre y cuando se haga al borde de la legalidad (aunque sea en contra de la ética), o fuera de la legalidad, pero sin que se sepa, o de una forma que es ilegal en una jurisdicción pero que puede ser presentada como legal en otra.”
No es coincidencia que Chile, el país hipercapitalista y globalizado de nuestra región sea justamente aquel donde más importa la ley escrita, y menos lo ético. Así, todos los mundiales buscan la clasificación en el escritorio en vez de en la cancha. Al punto que no ven la contradicción de apelar por un jugador que vivió TODA SU VIDA en Ecuador y podría o no haber nacido de un lado u otro de una frontera con presencia guerrillera, mientras ellos alinean e idolatran a uno que ni siquiera sabe español como Ben Bereton. Burocráticamente PODRÍAN estar ciertos, lo justo poco les importa.
Junto a la ideología del lucro encontramos que las cuentas de capital de los países se han abierto, nunca fue tan fácil mover dinero, y por lo tanto blanquearlo (fea expresión) y evitar los impuestos correspondientes. Así, hoy en día, Londres es la cuna del lavado mundial, no es coincidencia que su liga encante a los oligarcas de diferentes países. Las ironías de la vida son así, el país donde se ponen un brazalete multicolor y los periodistas preguntan a los jugadores por derechos humanos, es donde quienes vendieron el mundial a Qatar lavan su dinero.
La tercera razón del crecimiento conjunto de la corrupción y la globalización es la comparación que hacen los ciudadanos de países pobres y medios (especialmente los burócratas) con sus pares del norte; miran a sus análogos en los países ricos viviendo una vida de ostento y consumo, aspirando ellos a lo mismo. No solo aspirando, sino sintiendo que les CORRESPONDE lo mismo; siendo que, solo podrán igualar tales niveles de consumo corrompiéndose. Así, encontramos tiendas de ferraris y mazeratis en ciudades donde estos no tienen ningún uso práctico (Quito siendo un ejemplo).
Para muchos, es inentendible como la FIFA pudo aceptar un mundial tan en contra de sus valores occidentales, sin embargo, basta con ver quienes la manejan, todos burócratas del fútbol, viejos y ricos que aspiran a superar la riqueza de sus pares de occidente y de los petrodólares. Al conversar con los enviados qataríes recibirán el soborno con gracia y amabilidad, tal vez echando hasta un comentarito amistoso sobre su cultura machista: “Que bien la tienen ahí en Qatar eh, vieras por aquí como rompen las bolas”.
Así, la FIFA no ha sido ajena a la globalización por lo que sus estructuras fueron evolucionando conforme lo hizo el mundo. Branko explica que, en un principio era una organización de aristócratas europeos, que manejaban la asociación de la misma forma que los europeos manejaban sus colonias: discriminación y autocracia. Así, hasta los años 60’s los europeos eran los primeros, mientras algunos sudamericanos se lograban colar por ser simplemente gigantes del fútbol, el resto era una masa sin importancia.
Durante la época de descolonización, el tercer mundo comienza a ser consciente de su poder, los africanos se negarían a participar en el mundial de Inglaterra 1966, el cual coincidencialmente solo tuvo europeos en semifinales y fue descaradamente robado por el local y disque “creador del fútbol”. Desembocamos entonces en 1974 donde el BRAZUCA João Havelange, hijo de un inmigrante belga traficante de armas, posteriormente comerciante de armas él mismo, asciende como presidente de la FIFA.
Al igual que los gobiernos de países recién independizados, en esta época la FIFA estaría en una transición donde el nuevo gobernante seguiría sometido a los caprichos de su anterior amo, aunque proyectando una mejor imagen a las masas. En esos años, las nuevas tecnologías globalizan por completo al fútbol y lo vuelven un negocio de billones, el nuevo flujo económico tiene su consecuencia lógica: crece exponencialmente la corrupción en la organización; Havelange terminaría involucrado en varios escándalos financieros en Brasil.
Posteriormente, en 1998 asciende Blatter, y para mantener el poder, impidiendo el regreso de las viejas elites y al mismo tiempo agrandando el negocio (pues justamente el fútbol se globaliza), crea una nueva constitución la cual hace participantes del lucro y de la política interna a las federaciones de la periferia anteriormente excluida. Esta redistribución de los ingresos se hizo a través de “caciques” locales, que intercambiaban su poder político (voto) por lucro, el cual se destinó más a sus vidas personales que a la mejora de las condiciones del deporte rey.
En esta fase la FIFA se maneja como un país recién independizado con una elite atrincherada, un flujo de dinero por recursos naturales y un líder populista. La corrupción sería un mal necesario, INTRÍNSECO al sistema globalizado para permitir mayor inclusión. No habría bajo el manto de la globalización capitalista la opción de sociedades más inclusivas sin que de por medio pasen sobres bajo la mesa.
Nuestros países se pueden reconocer en este proceso pues justamente la temporada de crecimiento de 2007 a 2014 también fue una de las de mayor corrupción (al menos según los medios). Mientras los gobiernos que DICEN TENER la anticorrupción como BANDERA parecen ser los que generan mayor pobreza e inseguridad. El famoso “rouba, mas faz” (roba, pero hace) cobraría sentido en este mundo, un caso de esos es el de nuestro artículo de la mermelada colombiana.
No siempre se puede ganar en la competencia de degradación moral que es el capitalismo, los gringos lo experimentan con China en forma económica y con Qatar en el fútbol. Las bajas condiciones laborales del trabajador chino, al igual que la corrupción de los jeques son dos caras de una misma moneda, fueron denunciados por nada más que, porque los gringos no tienen capacidades para llegar tan abajo. En efecto, la obtención del mundial 2022 fue un partido que no pudieron ganar bajo la mesa, pues difícilmente se pueda competir en corrupción con una teocracia petrolera.
Y tanto los países latinoamericanos, como los árabes sabemos que, con los gringos cuando no es plata, es plomo. La venganza no se hizo esperar, en 2016 dieron un “golpe de estado” en la FIFA, capturando como 40 de sus funcionarios y dejando a Blatter fuera de la organización para siempre. ¿El mundial 2026 donde es, disculpen? ¿Otro país agnóstico del fútbol, racista, que no respeta los derechos humanos?
Economista especializado en regulación de la competencia, con conocimientos variados en las diferentes temáticas de la disciplina: economía política, desarrollo, medioambiente, fiscal. Trabajé durante un año en una consultora financiera en Brasil (Fusiones y adquisiciones) y 4 años haciendo consultorías para CEPAL, además de una consultoría sobre salud mental y ambiente laboral en Chile, y otra de 6 meses sobre la historia del desplazamiento forzado en Mozambique para la London Bussiness school.
No solo entiendo los temas en los que me especializo, sino que trazo las diferentes relaciones entre ellos para tener una visión completa del panorama. Junto a eso, manejo bases de datos y softwares como Stata, asegurándome así que la narrativa y la estadística vayan de la mano. Hablo español, inglés, francés y portugués. Soy sociable, persistente, curioso, organizado, trabajo bien en equipo y bajo presión. Usted entrégueme un trabajo y yo seré especialista en el tema, pues siempre estoy dispuesto a aprender y me adapto a cualquier circunstancia, un día me encuentra haciendo presentaciones a altos funcionarios, al siguiente jugando fútbol en la favela.