Indecisión y fragmentación política en las elecciones del Perú
Además del COVID-19, el Perú ha presentado quizá uno de los mayores problemas de inestabilidad política en los últimos años, asociados a temas de corrupción, que lo han llevado a tener cuatro presidentes en los últimos cuatro años, tres de ellos en el 2020.
Este 11 de abril los peruanos elegirán entre 18 candidatos al sucesor de Francisco Sagasti, quien reemplazó a Manuel Merino, y éste a su vez a Martín Vizcarra, vicepresidente que reemplazó, a Pedro Pablo Kuczynski (PPK) que renunció en 2018 entre acusaciones de corrupción y sobornos. No sorprende, en este sentido, las cifras de indecisión en todas las encuestas de intención de voto, que muestran en promedio a más del 20% de la población votando en blanco o viciado, a menos de 5 días de las elecciones presidenciales.
Los analistas políticos coinciden en la naturaleza fragmentada de estas elecciones. Con 18 candidatos y propuestas poco vinculadas con la realidad, en algunos casos, los peruanos se enfrentan al gran desafío de optar por un voto crítico y por convicción. Con al menos 5 candidatos en empate técnico en un segundo lugar, y una gran probabilidad de cambios de último momento, literalmente cualquiera puede colarse en una eventual segunda vuelta.
Según el Jurado Nacional de Elecciones de Perú (JNE), el 39% de electores peruanos definen su voto en la semana previa a las elecciones, mientras un 22% lo hace el mismo día. Dicho esto, es necesario mencionar que, por ejemplo, Alan García, quien fue presidente en 1985 y 2006, en estas instancias iba tercero en los sondeos de las elecciones de las que serían su segundo mandado. Por otro lado, Ollanta Humala, presidente en el 2011, estuvo tercero y lo mismo sucedió con PPK que estaba segundo en 2016.
Pero entonces, ¿que ofrecen los candidatos presidenciales en el año del bicentenario del Perú? Las propuestas son variopintas, pero la mayoría se enfoca en la reactivación económica y la gestión de las compras de vacunas, principalmente. Algunas consideran que lo importante es fortalecer los mecanismos de inversión privada y la diminución de intervención gubernamental, otros piensan que es necesario el incremento de la inversión estatal y la nacionalización de algunos sectores y servicios.
Otros de los temas tocados por algunos candidatos es la reforma de la Constitución de 1993 del gobierno de Alberto Fujimori, actualmente preso. Sobre esto, el debate gira en torno a si el capítulo económico de la constitución brinda las condiciones para que el bienestar de la población sea el adecuado. En este sentido, se discuten, entre otras cosas, la autonomía del Banco Central de Reserva del Perú, el respeto a la propiedad privada y los contratos, así como la subsidiariedad del Estado, es decir, el hecho de que el Estado esté impedido de desarrollar actividades empresariales a menos que sea estrictamente necesario.
Sea cual sea el cambio propuesto, los candidatos deberían asegurar un mínimo de condiciones de acceso a salud y educación de calidad a las personas, brindándoles, además, la posibilidad de elegir por si mismos el camino a través del cual se sientan realizados. Sobre ello, es importante resaltar que el COVID-19 ha destapado carencias básicas que van más allá de lo establecido en una constitución; la pandemia nos ha mostrado que la falta de empatía en la construcción de políticas de estado ha hecho mucho daño al país.
Los planes de gobierno deberían ser claros sobre su posición y objetivos y, además, tomar en cuenta la realidad del país al establecer propuestas como las vinculadas a la estabilidad macroeconómica, la apertura comercial, educación, salud, y la institucionalidad, por ejemplo.
Al 4 de abril, según uno de los últimos sondeos, Yonhy Lescano, lidera la intención de voto presidencial con un 14.7%, y cinco candidatos luchan por el segundo escaño, todos con probabilidades de entrar en segunda vuelta. Hernando de Soto con 13,9%, Verónika Mendoza con 12,4%, George Forsyth (ex arquero del club Alianza Lima) con un 11.9 %, Keiko Fujimori (hija de Alberto Fujimori), con un 11.2%, y Rafael López de Aliaga con 8.2%. Es importante resaltar que esta encuesta fue hecha previo a los últimos debates presidenciales, así es que nada está dicho.
Como se observa, son muy altas las probabilidades de una segunda vuelta en este contexto fragmentado y de decisiones tardías, pero más altas las probabilidades de elegir a alguien, quien, por la urgencia de ganar votos, opte por el populismo, un cáncer que ha destruido y destruye naciones sean de izquierda, de derecha, de centro, de abajo o de arriba.
Por ello, es responsabilidad de nuestros hermanos peruanos ser críticos y responsables, emitir un voto informado e inteligente y, sobre todo, que se disfrute de la fiesta democrática.
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