Obra de Mon Laferte exposición “Procesión” (2021)
Las redes sociales acentúan fenómenos preexistentes
El populismo es causa o resultado de una comunicación que encasilla el mundo de blanco y negro, devolviéndonos a la guerra fría. En su resumen de la investigación sobre populismo, un ruso y un griego[1] consideran esta ola populista autoritaria como una amenaza al orden mundial de democracia, mercados abiertos, protección de las minorías, libertades civiles, y rendición de cuentas gubernamentales.
Históricamente, los regímenes dedicados a ganar elecciones más que a mejorar el país, siempre aprovecharon de la tecnología de punta en comunicación, pues la gente siempre asocia los medios tradicionales con las elites y el statu quo. Así, la radio fue un medio de difusión fundamental del fascismo hitleriano[2]. En ese contexto, las redes sociales voltearon el tablero pues, por su bajo costo, le dan credibilidad a la narrativa anti elitista. También, enfatizan la llegada directa del populista a la gente y promueven la idea de un solo pueblo con el mismo pensamiento, pues, el algoritmo no solo personaliza la propaganda, sino también el contenido, haciendo interactuar mayoritariamente a personas que piensan igual.
Un ejemplo de ese funcionamiento unilateral es la forma en que se bloquea en twitter. Pues, verdad es que usted no está obligado de ver a quien no desea, pero el block también aplica a la inversa; la persona que usted no desea, no lo ve. Es decir, cualquier showman que logre crear una base de seguidores puede asegurarse que en las respuestas no exista nada que refute sus dichos por más ridículos que estos sean. De esta forma, se mitiga el debate y se expone a los seguidores de estas personas a una corriente única que los extremiza poco a poco. Soluciones existen, como que el block sea simplemente para uno no ver las respuestas de la persona. Sin embargo, al modelo de negocios de las redes le conviene la polarización.
Así, si bien las redes sociales han permitido la diversificación de medios informativos, son un conductivo perfecto del mensaje simplista, y claro una cascada de noticias falsas y alarmantes. La Folha De São Paulo asegura que en una investigación realizada por IDEA Big Data, el 98% de los simpatizantes de Bolsonaro recibieron noticias falsas, y el 90% creyeron en ellas[3]. También, complicadas políticas de estado son discutidas por “el líder” en twitter, como lo hizo Trump con NATO.
Ya en 1864, Schopenhauer, en su libro “El Arte de Tener La Razón”, enumera 38 estrategias o retoricas engañosas que facilitan el éxito en una discusión sin necesidad de apegarse a la verdad, muchas de estas son reconocibles en líderes y seguidores políticos. Una de estas estrategias fue extremadamente usada durante la guerra fría, y todavía se abusa de esta en los vehículos de comunicación: “Una forma de invalidar, o al menos, hacer sospechosa una afirmación, es subsumirla bajo una categoría aborrecible con la que pueda tener alguna semejanza o con la que se relaciona sin más”. El autor provee una lista de ejemplos que probablemente eran buen argumento en su época, entre los cuales figura “esto es ateísmo”. En nuestros tiempos, es muy fácil calificar cualquier reforma social de comunista, asegurando que todo gobierno con el menor tinte redistributivo viene a robar. Así, el ciclo populista se lanza desde la comunicación misma de los partidos y sus hinchas.
Se preguntarán cómo es posible que la gente entre en esa clase de retoricas absurdas. Bueno, ese mismo libro tiene la respuesta, arrojando una estrategia que hace innecesaria todas las otras. En vez de influir en el intelecto con razones, se influye en la voluntad con motivos, es decir una vez que la promesa política es conveniente para la situación del individuo, este será capaz de cacarear cualquier cosa en su apoyo, pues, “casi siempre tiene más peso una pizca de voluntad que un quintal de juicio y de persuasión”. Según Schopenhauer, quien se entere que su opinión es perjudicial a sus propios intereses, la soltará enseguida. Esta forma de dilucidar los hechos es clásica en los deportes, pues todos creen que a su equipo siempre le roban. Quienes trabajan en puestos altos del gobierno, suelen apoyarlo ciegamente.
Lo más loco es que el auditorio creerá haber elegido por la razón, pues aquello que va en contra de nuestros intereses casi siempre le parece absurdo al intelecto pues este “no es una luz que arde sin aceite, sino que está alimentado por la voluntad y las pasiones”. En pocas palabras, para un voto que considere a toda la sociedad, la gente necesita entender que sus decisiones de bienestar personal afectan al bienestar social, y que el bienestar social afecta directamente al individuo a través de, por ejemplo, seguridad, precios y el ecosistema económico en general. Individuo y sociedad nacen y crecen en simbiosis.
Me disculparán por usar el ejemplo de Ecuador, pues seguro cada uno de ustedes podrá aplicar esto a la situación de su país o distrito mejor que uno. Siendo la ideología política una de las pasiones que inflaman el intelecto, es a través de los lentes de esa ideología que se evalúan las verdades. De esta forma, quien apoya al banquero Lasso está convencido que la ideología de su partido puede unir al país bajo una bandera, el votante del líder indígena Yaku, está convencido que hubo fraude; y ambos grupos están convencidos que el candidato de Unes, Arauz, no será más que el representante de una banda delictiva.
De la misma forma, el votante de Arauz atribuye a Lasso la responsabilidad del feriado bancario, a pesar de que este, en un principio financió su campaña y tuvo 10 años para procesarlo, y al líder indígena del partido más descentralizado del país, lo acusan de ser un agente de la CIA. Luego, los hinchas de los partidos más alejados en el espectro, Unes y CREO, están de acuerdo en que no se necesita recontar votos, pues a ninguno le conviene ver a Pachakutik en segunda vuelta. Todas estas afirmaciones tienen alguna probabilidad de ser verdad, sin embargo, en muchos casos, la contundencia que se le adjudica a las pruebas existentes depende de la ideología política, la cual puede estar guiada por la pasión, o por la existencia de una motivación personal. Hay una relación inversa en la que los hechos están PREJUZGADOS según las creencias, en vez de adoptar creencias basándose en los hechos. Más que la diversidad de opiniones, la democracia es la diversidad de intereses. Luego, la miopía del interés de la mayoría es el peligro de este continente.
Si un país tan diverso como Brasil pudo llegar a oponerse a la diversidad es porque la narrativa anti-inclusiva parecía conveniente para un sector de la sociedad. Como vieron en un artículo anterior, en los lugares de Brasil donde más había crecido el desempleo masculino, fue donde más se votó por Bolsonaro; creyeron que la misoginia del líder les permitiría recuperar sus trabajos. Se olvidaron de que la situación de uno depende también de la situación de los otros. Si la gente ancla fuertemente sus expectativas en un pasado ligado, por ejemplo, al boom de la materia prima, el populismo es todavía más atrayente, pues lo que fue conveniente, lo será de nuevo, así Venezuela llegó a donde está en vez de solo recomenzar el ciclo.
¿Cómo se convence al individuo de que TU movimiento le es conveniente? La mejor forma de asegurar una polarización efectiva es subiendo las apuestas con un discurso agresivo, en el que el debate no es sobre impuestos ni políticas de bienestar, sino sobre la supervivencia de la nación. “Si gana tal nos convertimos en Venezuela”, es un argumento que se llegó a oír hasta en Chile y el mismísimo Estados Unidos. En Brasil, el 84% de los votantes de Bolsonaro creía que su contrincante iría a implementar un “Kit Gay” para influenciar la sexualidad de los niños. Así, casi todas las elecciones de la región terminan siendo la explotación de sentimientos humanos, odio, miedo y hasta esperanza, en vez de voto racional.
Verdad que hablar de odio y miedo podrá sonarles a algunos no tan relevante, sin embargo, vale aceptar el aporte de los psicólogos sobre cuál es la forma en que las personas TOMAN DECISIONES. Lo psicólogos llaman de “disponibilidad” al hecho de que la percepción del riesgo de las personas está sometida no a la realidad exacta, sino a lo que dicen los medios. Slovic en sus experimentos muestra que las personas están sometidas a este sesgo estadístico de disponibilidad justamente por culpa de sus EMOCIONES. Luego, al momento de tomar decisiones, las personas consultan con las mismas. La heurística del afecto lo llaman, “es un ejemplo de substitución en el que la respuesta a una pregunta sencilla (¿Qué siento?) sirve de respuesta a otra más difícil (¿Qué pienso?)”, dice Kahneman[4].
¿Porque estas emociones se esparcen tan fácilmente? Sunstein ve que estos sesgos se acumulan en lo que llamó de “cascada de disponibilidad”. Una idea es juzgada por la fluidez y la CARGA EMOCIONAL con que viene a la mente. De esta forma, algunas noticias pueden captar la atención de una parte de la opinión pública, a la que deja alarmada y preocupada. La reacción se convierte en un acontecimiento para los medios, quienes dan mayor cobertura al acontecimiento, dándole a su vez mayor repercusión. Los medios le sacan más jugo mientras más emotiva es la noticia. Las noticias más dramáticas tendrán mayor cobertura aun si tienen menor relevancia.
Las ideas y las imágenes aterradoras nos marcan con particular facilidad, y las ideas fluidas y vividas de peligros exacerban el temor. Es decir, la relevancia de una noticia depende de su emotividad, por eso nadie ve el canal del senado, aunque sea el que realmente mayor influencia tiene sobre nuestras vidas, pues un grupo de viejos sentados levantando la mano no exacerba los sentimientos. La percepción que uno tiene del riesgo puede ser manipulada sin ninguna evidencia relevante. “La heurística del afecto simplifica nuestras vidas creando un mundo más bonito que la realidad”. Básicamente, si la dictadura del “Mundo Feliz” ideada por Aldous Huxley llegase a existir o existiese ya, sería aprovechando estos trazos humanos.
El discurso ganador y odiador de las elecciones se ve luego reflejado en la sociedad, más allá de las políticas económicas y sociales que este pueda adoptar. Bursztyn, Egorov y Fiorin[5] (2021) muestran con algunos experimentos, que las visiones racistas de Trump se ven normalizadas en la sociedad. Es decir, la elección de ese candidato normalizó la xenofobia. No se encontró evidencia de cambios de opinión, es decir la gente no se volvió más racista, sino que se normalizó la expresión pública de esas opiniones. Estados Unidos siempre estuvo lleno de racistas de closet, que anteriormente le tenían miedo al estigma social. De ahí, como vieron en nuestras entrevistas, que Magdalena Yupanqui piense que la corrupción de los gobernantes sea un detonante de corrupción entre los jóvenes de su pueblo.
De igual forma, Muller y Schwarz[6] (2020) muestran una relación causal entre los tuits anti-musulmanes de Trump y los crímenes de odio, observando el nivel de utilización de twitter en los diferentes condados. Un aumento de una desviación estándar en el uso de esta red está asociado con un incremento del 38% en crímenes de odio contra musulmanes desde el inicio de la campaña del susodicho. Tomen en cuenta que el crimen de odio es solo la última etapa del odio, siendo la primera tal vez, el voto. Enfocar la política en sentimientos es la forma de convertir la democracia en un circo, un partido de fútbol o un reality.
Yo personalmente, pienso que los medios son un fin en sí mismos. Sin embargo, si usted piensa que su candidato es benevolente y tiene que recurrir a estas tácticas pues el fin justifica los medios, no tiene por qué desestimarlo. Aun así, no deje que sean estas prácticas lo que le hagan votar por él. La pasión déjela con el fútbol y si igual quiere, úsela para la demostración política, pero sin quitarse el tiempo de pensar. Pues, este sesgo probabilístico causa que terminen siempre enfrentándose un “paraco”, un “misógino” o un “comunistoide”.
Como ya es de conocimiento público, a través de su actividad, las redes sociales pueden establecer un perfil psicológico, es decir el algoritmo radicaliza a quienes mayor probabilidad tengan de caer en la red. En el año 1990, Goldberg[7] revoluciona el campo de la psicología logrando reducir la personalidad humana a 5 aspectos duales: apertura, extroversión, amabilidad, responsabilidad e inestabilidad emocional, siendo los contrarios de cada uno el otro lado del espectro. La apertura se define cómo la propensión a buscar nuevas experiencias y conocimientos, la amabilidad, a qué tanta consideración se tiene por el otro.
Unos científicos[8] (2018) demuestran que en Suiza el voto por la extrema derecha está relacionado a estos dos trazos de personalidad. En efecto, son las personas con menos empatía y más cerradas al cambio las cuales escogen ese camino. No parece sorprendente, pues es justamente la nostalgia de un pasado mejor, con trabajo y sin migrantes, lo que explotan estos candidatos anti-establishment. Otros[9] (2015) muestran que efectivamente para Estados Unidos, Holanda y Alemania, la gente con menos amabilidad suele votar por el populista, pues suelen tener mayor desconfianza en los otros, y por tanto en el establishment. Uno diría que, tienen toda la razón, nomás que, la investigación muestra que una vez que su candidato ya se volvió parte del establishment, lo siguen apoyando; fanatismo puro.
Si bien la predisposición al odio debe ser sobre todo un tema cultural, también es posible dar un sentido económico racional a esta característica política. Glaeser[10] (2005) desarrolla un modelo costo-beneficio del odio (¡!). El político seria un emprendedor que vende odio (oferta) y el ciudadano el consumidor (demanda), así las falsedades pasan más fácilmente en los votantes que no tienen incentivos a entender la verdad detrás de estas, mientras la predisposición a creerlas depende de adquirir información (educación). En pocas, la izquierda va a promocionar el odio a los ricos, y la derecha el odio a las minorías. Como resultado, será la clase media quien escoja un lado u otro según su información, convencimiento y conveniencia.
El populismo se aprovecha del egoísmo y el conservadurismo de los individuos. Al ser la personalidad una formación no solo genética, sino también del ambiente en el que se crece, se puede esperar que lo grupos sociales y comunidades tengan personalidades similares. La organización social y las teorías defendidas por premios nobel como Friedman IMPULSAN el egoísmo en los individuos como motor económico, luego, esos individuos creados por la sociedad misma, son el blanco del populismo. En su libro, “Homo Sapiens”, Harari explica que existen teorías que dicen que las ideologías son como los virus, se meten en la mente de la gente y se esparcen a través del discurso. Básicamente, el virus populista tiene más posibilidad de entrar donde las defensas (empatía y apertura de espíritu) son bajas. Al nivel psicológico, el populismo es una consecuencia natural del sistema económico, siendo este una amenaza a la supervivencia de este mismo sistema.
Schumpeter[11] (1942) creía que el capitalismo sería víctima de su propio éxito por razones políticas más que económicas. Intelectuales y grupos de poder inevitablemente usarían el estado para alcanzar sus propios objetivos, por lo que convencerían a las masas de su propia frustración, como lo habría hecho Lenin en la revolución rusa de 1917. 70 años después, sus escritos tienen alguna vigencia, aunque personalmente opino que más que crear la frustración, se aprovechan de esta. Parece también haberse equivocado con su predicción sobre la inevitable instauración del socialismo revolucionario.
En 1944, Hayek[12] analizaba las dinámicas psicológicas del fascismo y notaba que el deseo de un individuo de identificarse con algún grupo resulta de un sentimiento de inferioridad, y por tanto su voluntad se verá satisfecha integrando un grupo que le otorgue superioridad sobre otros. Esta sería la esencia del NARCICISMO COLECTIVO explicado por Freud y Erich Fromm. Hayek apuntaba que actuar en representación de un grupo libera a los individuos de sus restricciones morales, las cuales solo controlan su comportamiento al interior del grupo. Tales grupos no serían propensos a ser formados por lo mejor sino por lo peor de la sociedad.
Justamente, una base de datos creada por 1280 expertos en política, comportamiento y comunicación asesora las personalidades de 152 candidatos durante 73 elecciones, de los cuales 33 eran considerados populistas. Muestra que el líder populista tiene mayor tendencia a ser extrovertido, NARCICISTA y calculador (maquiavélico ponen ellos)[13]. De ahí que su estilo político desafié más las normas sociales con discursos más bombásticos, exagerados y provocativos[14]. Es así como se explica la voluntad de estar en todos los medios todo el tiempo, el romper periódicos, el insultar a quien lo contradiga y bueno las prácticas que usted mismo recuerde. Prácticas que se observan tanto en populistas de izquierda como de derecha, tanto en Bolsonaro como en Correa. Si no reconoce el populismo en la economía, puede reconocerlo en los actos, ahí sabrá lo que le espera, pues en última instancia, si creemos en estos estudios, o sea si consideramos que estos expertos consiguen abstraerse de sus propias creencias políticas, la política económica y social de un populista benevolente, si tal cosa existe, seria víctima de la personalidad de este.
Según los filósofos, el problema existencial del humano es que es un ser polar, comenzando por su doble faceta, material y espiritual. La dificultad de equilibrar racionalidad y emoción parece otro de los tantos temas en que los humanos no logran abstraerse de la polaridad. Probablemente, en algún punto de la evolución, el sesgo de disponibilidad servía para estar siempre atento al ambiente a nuestro alrededor. Hoy en día, los medios de comunicación y las redes sociales son un conductor muy bueno para que otros humanos se aprovechen y manipulen ese sesgo a su favor y en detrimento de la sociedad.
En ese sentido, parece ser que la tecnología tiene un crecimiento mucho más acelerado que el humano, por lo mismo que ahora la economía de los datos es capaz de manipular los hábitos de consumo. Nos hemos enfocado tanto en el desarrollo tecnológico que nos olvidamos del desarrollo humano y social, lo que nos ha vuelto manipulables. El conocimiento es la salida, pues si usted está consciente de las razones por las cuales le llegan unas u otras imágenes a su teléfono móvil, será capaz de adaptar su respuesta racionalmente. Una solución más concreta sería abrir y participar de redes sociales creadas especialmente para el debate político. Hasta eso, sus comentarios en El Periférico son bienvenidos, al igual que sus artículos. Aproveche y comparta, pues seguro este articulo no solo le permitió analizarse a usted mismo, sino que le habrá recordado a un amigo, familiar o hasta algún político.
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[1] Guriev, Sergei and Papaioannou, Elias, The Political Economy of Populism (February 21, 2020). Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=3542052 or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.3542052
[2] Adena, Maja, Ruben Enikolopov, Maria Petrova, Veronica Santarosa, and Ekaterina Zhuravskaya. 2015. \Radio and the Rise of The Nazis in Prewar Germany.” The Quarterly Journal of Economics
[3] https://www1.folha.uol.com.br/poder/2018/11/90-dos-eleitores-de-bolsonaro-acreditaram-em-fake-news-diz-estudo.shtml
[4] Kahneman, Daniel, “Pensar Rapido, Pensar Despacio”
[5] Bursztyn, Leonardo, Georgy Egorov, and Stefano Fiorin. Forthcoming. \From Extreme to Mainstream: The Erosion of Social Norms.” American Economic Review.
[6] Muller, Karsten, and Carlo Schwarz. 2020. \From Hashtag to Hate Crime: Twitter and Anti-Minority Sentiment.” Mimeo, Warwick University
[7] Goldberg, L. R. (1990). An alternative “description of personality”: The Big-Five factor structure. Journal of Personality and Social Psychology
[8] Kathrin Ackermann, Eros Zampieri, Markus Freitag, 2018 “Personality and Voting for a Right‐Wing Populist Party – Evidence from Switzerland”
[9] Bakker, Bert & Rooduijn, Matthijs & Schumacher, Gijs. (2015). The psychological roots of populism: Evidence from the United States, the Netherlands and Germany. European Journal of Political Research.
[10] Glaeser, Edward. (2005). “The Political Economy of Hatred”, Quarterly Journal of Economics
[11] Schumpeter, Joseph, 1942, “Capitalism, Socialism and Democracy”
[12] Hayek, Friedrich A. (1944). The Road to Serfdom. (Chicago: University of Chicago Press)
[13] Alessandro Nai &Ferran Martínez, “The personality of populists: provocateurs, charismatic leaders, or drunken dinner guests?”
[14] Heinisch, R. (2003). ‘Success in Opposition–Failure in Government: Explaining the Performance of Right-Wing Populist Parties in Public Office’, West European Politics
Economista especializado en regulación de la competencia, con conocimientos variados en las diferentes temáticas de la disciplina: economía política, desarrollo, medioambiente, fiscal. Trabajé durante un año en una consultora financiera en Brasil (Fusiones y adquisiciones) y 4 años haciendo consultorías para CEPAL, además de una consultoría sobre salud mental y ambiente laboral en Chile, y otra de 6 meses sobre la historia del desplazamiento forzado en Mozambique para la London Bussiness school.
No solo entiendo los temas en los que me especializo, sino que trazo las diferentes relaciones entre ellos para tener una visión completa del panorama. Junto a eso, manejo bases de datos y softwares como Stata, asegurándome así que la narrativa y la estadística vayan de la mano. Hablo español, inglés, francés y portugués. Soy sociable, persistente, curioso, organizado, trabajo bien en equipo y bajo presión. Usted entrégueme un trabajo y yo seré especialista en el tema, pues siempre estoy dispuesto a aprender y me adapto a cualquier circunstancia, un día me encuentra haciendo presentaciones a altos funcionarios, al siguiente jugando fútbol en la favela.
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