Por el camino de la felicidad sintética
En nuestro último artículo hablamos sobre las posibles ramificaciones del capitalismo globalizado y consumista para el mundo, a nivel económico y social. Una de las grandes posibilidades es la de “una utopía de riqueza y una distopía de relaciones personales”. Lo cual nos lleva al artículo de hoy, pues esa utopía de riqueza tendría entonces que existir en un mundo con recursos finitos y de relaciones individualistas. Así, aceptando la premisa básica de la física de que “nada se crea, nada se pierde, todo se transforma”, la historia de la isla Rongorongo, parte de las islas de pascua, es relevante para el futuro de la humanidad.
En 1722, tres barcos holandeses se extravían en el océano Pacífico llegando a susodicha isla. Ahí, para su sorpresa, ¡Encuentran 887 Moais o estatuas gigantes que pesaban hasta 270 toneladas cada una! La existencia de estas obras de arte masivas es totalmente contraria a lo que los navegadores observan: una población pobre y pequeña (3000 habitantes) totalmente incapaz de sostener una clase social de artesanos. De hecho, los isleños no sabían cómo mover las estatuas y ni siquiera poseían herramientas como cuerdas o trineos que ayuden para tal objetivo. Estas estatuas de sociedad rica y desarrollada conflictuaban con la pobreza existente, obligando a suponer la existencia PREVIA de un pueblo próspero.
En efecto, los registros arqueológicos indican que las islas fueron pobladas por polinesios alrededor del año 400, mostrando una gran densidad de esqueletos de pescado en este periodo, también la existencia de un extenso bosque de palma, hogar de pájaros que servían como comida para los habitantes del lugar. El bosque desapareció por completo alrededor del año 1400 cuando la población era de unos 10 000 habitantes. A su vez, se estima que las estatuas fueron construidas entre el año 1100 y 1500[1].
Justamente, la decadencia de las islas habría comenzado alrededor de ese año, momento en que, los registros de carbono indican la presencia de armas, canibalismo y de hogares precarios como cavernas o al contrario viviendas fortificadas que servirían para protegerse de la inseguridad. Adicionalmente, la cantidad de casas en la costa, donde muchos isleños vivían, se había reducido en un 70% para el año 1700.
En pocas, no había ningún control sobre el uso de los recursos, y estos se consumían a tasas mayores de lo que se renovaban, aumentando la pobreza y la inseguridad cada periodo, causando el colapso social de la isla, violencia y reducción de la población[2]. Así, los mecanismos de cooperación entre gran numero de habitantes necesarios para producir estos monumentos religiosos, implosionaron junto a la misma religión. Por tanto, los arqueólogos clasifican el devenir de estas islas en 3 etapas: Asentamiento, Expansión y Decadencia.
Para calcular la cantidad de población que una isla mantendrá según sus características, una vez llegado el FAMOSO estado estable, Brander y Taylor[3] (1998) hacen un modelo dinámico. Entre las varias variables que entran en juego están: la cantidad de recursos renovables INICIALES, su tasa de renovación, la cantidad de habitantes junto con su tasa de fertilidad y mortalidad, la tecnología, el gusto por la comida que se traduce en la cuota del trabajo dedicada a la cosecha, etc. La interacción de estos factores llegará o bien a un punto de equilibrio poblacional, o al contrario a la implosión de la isla.
La gran diferencia de Rongorongo con otras islas, la que la llevó a una “espiral de regresión cultural” parece haber sido la baja tasa de renovación del recurso, pues los árboles de palma eran abundantes, pero crecían lentamente, causando que la población aumentará de forma grotesca, y una vez agotado el recurso cayera de la misma forma. Lo que para los polinesios fueron los árboles de palma, que parecían infinitos en un principio, para nosotros podría ser el petróleo y la minería, pues, la tasa de renovación de estos recursos (si es que existe) es de millones de años.
Otras 12 islas llamadas “islas misteriosas” estaban completamente desocupadas cuando llegaron los europeos pues parecen haber extinguido toda su población debido a un nivel inicial de recursos demasiado escaso, causando la inexistencia de un estado estable en el que haya población (en el estado estable de esas islas la población es 0), reconvirtiéndose en islas vírgenes. ¿Cuál será el estado del mundo una vez que acabemos con los recursos no renovables?
La variable del modelo en la que los economistas confían para evitar un desastre de ese tipo es la tecnología, pues seguimos esperando producir más cada año confiando que conforme avance el conocimiento seremos capaces de producir más usando menos, pudiendo así sobrevivir, en algún punto, de recursos renovables únicamente. Si bien en el largo plazo la tecnología podrá permitir usar menos, mientras el consumo y la población sigan creciendo en algún punto el humano estará usando una mayor cantidad de recursos de los que se renuevan, a menos que el avance tecnológico no conozca ningún límite y pronto estemos produciendo comida y objetos a través de la manipulación de átomos o algo así.
Al no conocer ni confiar en los límites y el camino de la tecnología, hoy en día existe una nueva corriente económica, que a diferencia de observar los hechos y explicar resignados hacia donde se dirige el mundo, hacen investigación y activismo para cambiarlo, estas serían las teorías del “decrecimiento”. Proponen que la búsqueda del aumento de la producción no debe ser el objetivo final de la política, pues son muchas las actividades económicas que se suman al PIB destruyendo más de lo que aportan.
Por ejemplo, antes de la pandemia, el FMI proyectaba para Guyana Francesa[4] un crecimiento del PIB del 86%[5] (aun con pandemia creció en 31% en 2020 y 8,1% en 2021). Sin embargo, este crecimiento no se materializó en la mejora de ningún indicador social, pues es consecuencia del hallazgo de grandes reservas petroleras, lo cual ya vimos anteriormente en el artículo sobre Recursos Naturales, solo significará una victoria para unos pocos bolsillos, y un lastre enorme para el resto. Los mineros de oro gobernando sobre los autóctonos, ahora junto a las petroleras. Todo eso para exportar a los países del norte con términos de intercambio que favorecen al país que los mantiene como colonia (Francia), lo cual permite mantener su alto consumo.
Por tanto, la teoría reza que los países del norte global deberían dejar de saquear el mundo y comenzar a ser más selectivos con el tipo de crecimiento económico que eligen, llevándolos hasta a reducir su PIB consiguiendo una mejor calidad de vida. Para esto proponen: reducción del horario laboral, salario básico universal, mayores impuestos a los billonarios y toda clase de políticas que permitirían redistribuir la riqueza bajando la huella de carbono. Para más información pueden revisar nuestro artículo de la economía de donas.
Si bien parece ser políticamente inviable en el mundo occidental por la diferencia de peso político entre los que se verían beneficiados y los que perderían patrimonio, y además necesitaría de organización colectiva en un norte crecientemente individualista y fragmentado, de forma estrictamente económica tiene sentido. Como verán, la teoría más básica cuenta que entre más alto es el patrimonio, menos utilidad adicional tendrá esa persona por generar más dinero. No es lo mismo encontrarse un billete en la calle para el pobre que para el rico, lo llaman de “utilidad marginal decreciente”, pues el primer sorbo siempre es el más sabroso. Esta teoría se conjuga perfectamente con los descubrimientos económicos y filosóficos sobre la felicidad material.
En 1974, nace lo que llamarían la paradoja de Easterlin[6], quien demuestra que, en Estados Unidos, post segunda guerra, a pesar de los altísimos niveles de crecimiento, no existió ninguna mejora en el bienestar de los habitantes, concluyendo que el PIB era un indicador sin muchos argumentos. Este descubrimiento se observaría luego en otros países y se convertiría en un hecho estilizado de la investigación sobre felicidad material o “hedónica”. Di Tella y MacCulloch[7] (2009) usan la encuesta Gallup, la cual básicamente pregunta a miles de personas sobre su nivel de felicidad del 1 al 10, prueban la paradoja con un estudio que atraviesa 132 países entre 1960 y 2005, el resultado es que en los países ricos no parece haber correlación entre aumento del ingreso y felicidad, mientras esa correlación se mantiene en los países con poblaciones más pobres.
La encuesta Gallup tiene sus problemas, comenzando desde lo cultural, para un japones puede ser irrespetuoso mostrar extrema felicidad, como para un colombiano una sonrisa y un poco de positivismo pueden parecer lo mínimo ante un invitado o un encuestador. De modo que se estudió a niveles más locales[8], entendiendo así que, UNA VEZ SUPERADA LA POBREZA BÁSICA, los niveles de felicidad no aumentan con el ingreso.
El hecho es que, cuando se registra un aumento en los ingresos de una persona pobre o rica existe un incremento inmediato de su felicidad, la diferencia reside en que, a las pocas semanas, esa felicidad se esfumará del todo para la persona rica, mientras en el largo plazo todavía tendrá impacto en la vida del pobre[9]. Parece ser que lo que los economistas llamamos utilidad podría ser esa felicidad efímera de una adquisición material. Efectivamente, el estudio de la felicidad va en acuerdo con la teoría, la utilidad marginal es decreciente en las cantidades y en el tiempo[10]. La plata más que una vía hacia la felicidad es un seguro de vida.
Brickman y otros dos colegas[11] (1978) llegan a demostrar que individuos que ganaron loterías entre 50 mil y un millón de dólares no tienen niveles de satisfacción de vida mayores a sus contrapartes. Entre tanto, otros eventos como el matrimonio[12], la amistad, tener un hijo, o una discapacidad afectan la felicidad de manera permanente[13]. Nos vemos forzados a invertir el dicho, el dinero si compra la felicidad (hasta cierto punto), pero llorar como galgo afgano en un Ferrari es lo mismo que llorar como puerco en un charco de lodo.
La felicidad material parece ser tan efímera como el placer sexual. Un carro caro y compensatorio podrá contaminar durante años, pero la alegría de obtenerlo solo unas semanas. Parece ser que la suposición de partida de la economía de que más es siempre mejor solo se sostiene en el corto plazo. Estos descubrimientos económicos vienen muy alineados con las filosofías de antaño como el Cinismo quien predica que el dinero te hace su esclavo, pues anticipas llenar deseos, pero nunca dejas de tenerlos.
Interesantemente, también la teoría budista está en sincronía con la teoría económica al suponer que la falta de felicidad viene del DESEO CONSTANTE, pues hoy en día se diferencia entre la pobreza absoluta y los pobres de países centrales. Es un curso que se imparte en cualquier universidad, “la pobreza relativa”, hace un índice de pobreza con varios criterios que cumplir para no ser considerado pobre según el país que se habite, tipo el poseer una lavadora. Esta pobreza se considera importante pues el humano acostumbra a compararse con sus pares, por lo que la pobreza pasó de ser un estado económico a un sentimiento social. De cierta forma, una parte de la pobreza en PAÍSES DESARROLLADOS no sería el producto de la disminución de la riqueza, sino de la multiplicación de los deseos.
Como lo explica Harari en su libro sobre la historia de la humanidad, no hay ninguna prueba de que hoy en día seamos más felices que cualquier homo sapiens recolector o de principios de la agricultura, la felicidad parece ser intrínseca al hombre, al igual que las enfermedades mentales, la inteligencia, y la capacidad para los deportes, parece tener un componente de predisposición genética, y otro del entorno y la cultura en que se creció. En acuerdo con esto, la teoría económica muestra que la felicidad material se vuelve más efímera conforme más se tiene.
En su conversa con Gallup, Sócrates encuentra el origen de las guerras: los lujos. En efecto, una sociedad puede vivir con lo que tiene, sin embargo, una vez que se interesa por los lujos entra en un círculo sin fin de ESCASEZ ARTIFICIAL. Esa escasez artificial lleva a atacar al vecino, lo que a su vez vuelve la necesidad de crecimiento de la ciudad mayor para poder albergar un ejército. Y así, esta miseria postiza seria uno de los principales causantes de las guerras o en el caso del mundo actual, del saqueo del sur por parte del norte global.
La ciencia y el conocimiento de hoy en día no son ningún seguro para la humanidad pues no hacen falta más que unas manzanas podridas para dañar toda la plantación. Alguien tuvo que cortar el ultimo árbol de palma en las islas de pascua, la competencia por recursos hizo caer a la población de la isla y posiblemente reduzca la población mundial debido a la “TRAGEDIA DE LOS COMUNES”, la cual genera competencia por apropiarse del recurso en vez de su cuidado y mantenimiento.
Esta es básicamente la razón por la que el capitalismo individualista enriqueció de materiales de felicidad efímera a los chilenos hasta ser el segundo PIB per cápita de la región haciéndolos “ejemplo del continente” al mismo tiempo que los dejó sin agua. En efecto, ser el único país del mundo que trata los derechos del agua como capital privado, les permitió disparar su PIB, pues en este se registra el valor agregado de la compañía que lo embotella, a diferencia de una provisión universal del estado o de los niños que beben del rio, mientras también son el país con mayor stress hídrico del continente y el 24 del mundo; con más de la mitad de la población viviendo en áreas con “severa escasez de agua”, a pesar de tener 1200 ríos y 3500 glaciares, siendo así la tercera reserva de agua dulce del mundo. A esta clase de situaciones se refiere la escasez artificial de Sócrates en tiempos de antaño y el decrecimiento hoy en día.
Así, un mundo cuya fuerza cultural se muestra en películas, hologramas y espectáculos masivos podría tener el mismo futuro que una isla cuyo adelanto a su época se veía en tatuajes, plumas y arte en piedra. En Rongorongo, la paz reinó durante mil años antes de explotar en crisis y violencia, fue una cultura notable y única que mostró una continuidad tremenda combinada con innovación y desarrollo, la cual temporalmente, pero de forma brillante sobrepasó sus limites para estrellarse de forma DEVASTADORA, con la peculiaridad de que a falta de arboles los habitantes no pudieron escapar en canoas, de la misma forma que la gran mayoría no podrá escapar a marte.
¿Tendremos el mismo camino de Asentamiento, Expansión y Decadencia? Si la efímera felicidad del bien material sigue guiando la forma en que tratamos el mundo a nuestro alrededor, probablemente la expansión no pare hasta que la decadencia sea inevitable (si no lo es ya, como dicen muchos científicos). En mi humilde opinión, la población humana crecerá todavía hasta llegar a un pico y de ahí se reducirá fuertemente sin extinguirse, como pasa con muchas especies (mostrando que con conciencia y pulgares seguimos siendo unos ANIMALES) y como pasó en RapaNui.
[1] Paul Bahn and John Flenley, 1992, “Easter Island, Earth Island “, Thames & Hudson Ltd.
[2] Jarred Diamond, 2005. “Collapse: How Societies Choose to Fail or Succeed”
[3] James A. Brander and M. Scott Taylor, 1998, “The Simple Economics of Easter Island: A Ricardo-Malthus Model of Renewable Resource Use,” The American Economic Review
[4] Ese país que se encuentra entre Venezuela y Brasil y aun así nadie lo siente como parte de la región.
[5] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-51503162
[6] Easterlin, R. (1974): “Does economic growth improve the human lot? Some empirical evidence”
[7] Tella, Rafael & Macculloch, Robert. (2009). Happiness Adaptation to Income Beyond “Basic Needs”.
[8] Galiani, Sebastian and Gertler, Paul J. and Undurraga, Raimundo, The Half-Life of Happiness: Hedonic Adaptation in the Subjective Well-Being of Poor Slum Dwellers to a Large Improvement in Housing (April 2015). NBER Working Paper No. w21098, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=2596427
[9] Clark, A., Frijters, P. and M. Shields (2008) “A Survey of the Income Happiness Gradient”, Journal of Economic
Literature
[10] Esta es una de las razones por las que existen tasas de interés.
[11] Brickman, P., Coates, D. and R. Janoff-Bullman (1978) “Lottery Winners and Accident Victims: Is Happiness
Relative?”, Journal of Personality and Social Psychology
[12] Shawn Grover & John F. Helliwell, 2014. “How’s Life at Home? New Evidence on Marriage and the Set Point for Happiness,” NBER Working Papers
[13] Anusic, Ivana & Yap, Stevie & Lucas, Richard. (2014). Testing Set-Point Theory in a Swiss National Sample: Reaction and Adaptation to Major Life Events. Social indicators research
Economista especializado en regulación de la competencia, con conocimientos variados en las diferentes temáticas de la disciplina: economía política, desarrollo, medioambiente, fiscal. Trabajé durante un año en una consultora financiera en Brasil (Fusiones y adquisiciones) y 4 años haciendo consultorías para CEPAL, además de una consultoría sobre salud mental y ambiente laboral en Chile, y otra de 6 meses sobre la historia del desplazamiento forzado en Mozambique para la London Bussiness school.
No solo entiendo los temas en los que me especializo, sino que trazo las diferentes relaciones entre ellos para tener una visión completa del panorama. Junto a eso, manejo bases de datos y softwares como Stata, asegurándome así que la narrativa y la estadística vayan de la mano. Hablo español, inglés, francés y portugués. Soy sociable, persistente, curioso, organizado, trabajo bien en equipo y bajo presión. Usted entrégueme un trabajo y yo seré especialista en el tema, pues siempre estoy dispuesto a aprender y me adapto a cualquier circunstancia, un día me encuentra haciendo presentaciones a altos funcionarios, al siguiente jugando fútbol en la favela.