8 de marzo: para ellas, todos los días son días de lucha

El Día Internacional de la Mujer se celebra el 8 de marzo en todo el mundo. Gracias a las constantes luchas del movimiento feminista, muchos derechos han sido conquistados por las mujeres en Brasil y en el mundo. Algunos ejemplos son el derecho a la educación y al voto. En algunos países, las mujeres han conquistado el derecho a decidir interrumpir un embarazo no deseado (Suecia, Estados Unidos, Cuba, Uruguay y, más recientemente, Argentina y Colombia). Según la ONG Centro para los Derechos Reproductivos, la situación está legalizada en 77 países[1]. Ha habido un crecimiento en la participación de las mujeres en el mercado laboral y, finalmente, hoy muchas mujeres participan en la política de manera más activa.

Pero, ¿qué es el feminismo? ¿Cuáles son sus objetivos y por qué es tan importante? Para evitar confusiones, es necesario entender lo que el movimiento feminista pretende. Contrario a lo que propagan las Fake News, las feministas no quieren “dominar a los hombres” ni prohibir que las mujeres se depilen o se maquillen. El movimiento feminista busca despertar la conciencia de las mujeres de manera colectiva, combatiendo la opresión, la dominación, la violencia y la explotación en la sociedad patriarcal[2], en la cual prevalecen las relaciones de poder y dominio de los hombres sobre las mujeres. Por lo tanto, cuando se habla de feminismo, es importante asociar la lucha por los derechos de las mujeres con la clase y la raza, ya que las desigualdades económicas y sociales, además del racismo, agravan las situaciones de opresión hacia las mujeres.[3]

Orígenes del Día Internacional de la Mujer

Contrario a lo que muchos piensan, el origen de la fecha conmemorativa no se debe al incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist Company en 1911 en Estados Unidos. La idea de celebrar el día internacional surgió por primera vez en la Segunda Conferencia Internacional de las Mujeres Socialistas, en 1910, en Dinamarca. Una de las ideólogas fue la socialista, marxista y feminista alemana Clara Zetkin.

En 1911, la fecha se celebró el 11 de marzo. Después de la Revolución Rusa, en 1921, la fecha pasó a conmemorarse el 8 de marzo. En 1975, las Organizaciones de las Naciones Unidas (ONU) oficializaron el año internacional de la mujer.

La Revolución Rusa[4] fue fundamental para el crecimiento del movimiento feminista en todo el mundo, ya que la URSS fue la nación pionera en la emancipación de las mujeres. Entre las medidas adoptadas por la URSS, destacan el derecho al voto, el acceso a la educación y al trabajo, y la legalización del divorcio y del aborto. Durante este período, una de las mujeres que más se destacó en la búsqueda por la emancipación de las mujeres fue la rusa Alexandra Kollontai[5], defendiendo la libertad sexual de las mujeres, la igualdad de género y la autonomía de ellas sobre sus cuerpos y vidas.

En 1908, mujeres socialistas estadounidenses organizaron una protesta llamada Día de la Mujer, reivindicando el derecho al voto y mejores condiciones de trabajo. En 1909, en Nueva York, este mismo movimiento reunió a 2 mil personas[6].

El incendio ocurrió el 25 de marzo de 1911 en la fábrica Triangle Shirtwaist Company en Nueva York. El régimen de trabajo en las fábricas se caracterizaba por mantener las puertas cerradas durante el horario laboral, los relojes estaban cubiertos, los salarios eran bajos y la jornada de trabajo era extensa. El suelo de la fábrica era de madera y la instalación eléctrica era precaria, es decir, había condiciones para un incendio de gran escala. En total, murieron 146 personas: 125 mujeres y 21 hombres.

En noviembre de 1909, hubo una huelga general de las mujeres trabajadoras de la industria textil de Nueva York. Este evento es conocido como el “levantamiento de los 20 mil”.

Mujeres en Brasil: avances y retrocesos

En el Brasil colonial, las mujeres no tenían derecho a aprender a leer y escribir. La “educación” estaba dirigida a los enseñanzas del hogar (bordar, coser y demás tareas domésticas). En la segunda mitad del siglo XVIII, la educación brasileña pasó a ser responsabilidad del Estado. En esa época, se creó la enseñanza del magisterio, donde las mujeres podían aprender lo básico para dar clases a otras mujeres. Solo en el período del imperio brasileño la situación comenzó a cambiar. La Constitución de 1824 garantizaba la enseñanza primaria gratuita a todos los ciudadanos, excluyendo a los negros y a los indígenas.

¿SABÍAS QUE EL ESTADO PIONERO EN EL DERECHO AL VOTO DE LAS MUJERES FUE RIO GRANDE DO NORTE EN 1927?

SEGÚN EL TSE, EN 2020, DE LOS CONCEJALES ELECTOS, LAS MUJERES REPRESENTABAN SOLO EL 16%. EN 2024, ESE PORCENTAJE AUMENTÓ AL 18%.

Durante la República Velha, parte de las mujeres trabajaba en el sector textil. En esa época, comenzaron a ser aceptadas en el servicio público y se inició el debate sobre la participación de las mujeres en la política. En 1910, surgió el Partido Republicano Feminino con el objetivo de luchar por la integración de las mujeres en la vida política. Como consecuencia de las luchas del movimiento feminista, en 1932 (Estado Novo), las mujeres conquistaron el derecho a votar.

En la década de 1940, el derecho a abortar fue legalizado en caso de riesgo de vida para la gestante o en casos de violación. En 2012, el STF autorizó el aborto en caso de anencefalia del feto (aunque esto aún no ha sido regulamentado por ley). Vale recordar que en 2020, la portaría nº 2.282 del Ministerio de Salud dificultó en la práctica la interrupción del embarazo por violación, al exigir más documentos y procedimientos burocráticos y vergonzosos antes de que la víctima pudiera realizar el aborto[7].

EN 1941, GETÚLIO VARGAS, A TRAVÉS DE UN DECRETO, PROHIBIÓ A LAS MUJERES JUGAR FÚTBOL. SOLO EN 1979, ESA LEY FUE DEROGADA. EN 1983, EL FÚTBOL FEMENINO FUE REGLAMENTADO.

En la década de 1960, con la Ley nº 4.212/1962, las mujeres casadas pudieron trabajar sin pedir permiso a sus maridos (aunque ya trabajaban desde la República Velha). La ley del divorcio fue aprobada recién en 1977. A partir de los años 80, comenzó la elaboración de políticas públicas enfocadas en cuestiones de género. La primera comisaría de la mujer fue creada en 1985 en São Paulo. Solo con la Constitución Federal de 1988, las mujeres pasaron a ser consideradas iguales a los hombres. El artículo 5, inciso I, afirma que “hombres y mujeres son iguales en derechos y obligaciones”. A pesar de esto, hasta 2002, los hombres podían solicitar la anulación del matrimonio si la esposa no era virgen. Esto cambió con el nuevo código civil aprobado el 10 de enero de 2002 (Ley 10.406).

En 2006, se aprobó la Ley Maria da Penha (11.340/2006), cuyo objetivo era crear mecanismos más eficientes para prevenir y combatir la violencia doméstica. Según la ley, la violencia doméstica contra la mujer es considerada un delito, y corresponde a las autoridades competentes instituir medidas de protección para la víctima y el alejamiento de los agresores. El objetivo no es solo aumentar las penas por los delitos cometidos, sino evitar que la mujer sufra violencia doméstica. Además de la violencia física y sexual, se consideran formas de violencia: la psicológica, la patrimonial y el acoso moral. Antes de 2006, los casos de violencia doméstica formaban parte de los juzgados especiales criminales.

Otro hito importante y motivo de tantas protestas por parte de clases más privilegiadas fue la PEC de las empleadas domésticas, aprobada en 2013, que garantizó el reconocimiento de sus derechos como clase trabajadora (salario mínimo, jornada de 44 horas semanales, licencia de maternidad, vacaciones y otros).

En 2015, se aprobó la ley del feminicidio (13.104/2015), que incluyó el feminicidio en la lista de crímenes hediondos. ¿Pero qué es el feminicidio? Es cuando ocurre un asesinato por motivos de género, es decir, la violencia doméstica gana más visibilidad. Sin embargo, es importante recordar que aumentar las penas no resuelve el problema; se necesitan políticas públicas y acciones más concretas para proteger a las mujeres. Según datos del Foro Brasileño de Seguridad[8], en 2022, ocurrieron 1.437 feminicidios en el país (un aumento del 6,7% en comparación con 2021). En relación con el número de violaciones, hubo un crecimiento del 9,7%, totalizando 65.569 víctimas.

En 2018, el acoso sexual pasó a ser considerado un delito (Ley nº 13.718/2018). Finalmente, en 2021, la Ley 14.192/21 estableció normas para prevenir y combatir la violencia política contra la mujer durante el ejercicio de los derechos políticos o de las funciones públicas de las mujeres.

Sin embargo, Brasil, a pesar de los avances en las últimas décadas[9], aún puede ser considerado un país bastante machista y conservador. Incluso, en los últimos años, ha habido un fortalecimiento de movimientos conservadores[10] que buscan atacar al movimiento feminista.

Uno de los ejemplos más recientes fue la aprobación de la PEC 164/2012 por la Comisión de Constitución y Justicia (CCJ) en noviembre de 2024, que pretende eliminar la posibilidad del aborto legal en el país. Según la Constitución Federal de 1988, el aborto está permitido cuando hay riesgo de vida para la gestante, en caso de fetos anencefálicos o embarazo producto de violencia sexual.

Aunque las mujeres brasileñas han conquistado victorias importantes en relación con el mercado laboral y otros derechos sociales, la crisis social y económica, junto con la pandemia, mostró que ellas fueron mucho más afectadas que los hombres. Según un estudio del IPEA (2021), la pandemia y el uso del teletrabajo intensificaron aún más las desigualdades de género. Las mujeres perdieron mayor participación en el mercado laboral en 2020. En el segundo trimestre de 2019, la tasa de ocupación de las mujeres era del 46,2%, mientras que la de los hombres era del 64,8%. En 2020, la participación de las mujeres cayó al 39,7%, y la de los hombres pasó al 58,1%. Por lo tanto, la crisis económica y social tiende a agravar las desigualdades de género en Brasil (que se refiere al acceso desigual en el ámbito económico, social, político y cultural).

Según el IBGE, en 2022, la tasa de ocupación en el mercado laboral de las mujeres con hijos de hasta 6 años de edad fue del 56,6%, mientras que la tasa de ocupación de las mujeres sin hijos fue del 66,2%. En relación con las mujeres negras o mestizas con niños de hasta 6 años de edad, los niveles de ocupación son aún menores: 51,7%, mientras que la tasa de ocupación de las mujeres blancas correspondía al 64,2%. En el caso de las mujeres sin hijos, la tasa de ocupación de las mujeres negras y mestizas era del 62,4%, y la de las blancas fue del 70,8% en ese mismo período. Estos datos muestran que la desigualdad de género y raza en Brasil es muy fuerte.

En relación con los ingresos, en 2022, las mujeres recibieron el 78,9% de los ingresos de los hombres (IBGE, 2024). En ese mismo período, analizando la población de más de 25 años, se observa que el 35,5% de los hombres no tenían ningún grado de instrucción o solo tenían la primaria incompleta, mientras que para las mujeres esa proporción era del 32,7%. La proporción de personas con nivel superior completo fue del 16,8% entre los hombres y del 21,3% entre las mujeres.

Aunque en las últimas décadas las mujeres han aumentado su participación en la educación superior en universidades privadas y federales como la UFRJ, siguen siendo minoría en relación con los docentes universitarios. Según el Censo de Educación Superior, en 2022, las mujeres representaban el 47,3% de los profesores en instituciones de educación superior en Brasil.

En 2023, el presidente Lula sancionó la Ley de Igualdad Salarial (Ley 14.611/23)[11], que establece la igualdad salarial y de criterios remunerativos entre mujeres y hombres con el objetivo de combatir la desigualdad de género en el mercado laboral, además de ampliar las medidas de fiscalización en caso de incumplimiento de la Ley.

CONCLUSIÓN

El movimiento feminista fue, y sigue siendo, muy importante para garantizar los derechos conquistados por las mujeres a lo largo del tiempo. Todavía existe mucha desigualdad en lo que respecta al género (en el mercado laboral, en el mundo académico, etc.). Recordando que las desigualdades económicas, sociales y raciales profundizan aún más esta desigualdad. La fecha del 8 de marzo debe celebrarse, pero es importante recordar siempre que seguimos luchando por respeto, más igualdad y oportunidades.

[1] https://www.cnnbrasil.com.br/internacional/aborto-e-legalizado-em-77-paises-mediante-apenas-solicitacao-confira-quais/

[2] Atualmente, existem várias vertentes do movimento feminista. Não é objetivo do texto falar sobre eles. Ver o vídeo https://www.youtube.com/watch?v=08A7PD-frxo

[3] Ver https://feminismo.org.br/wp-content/uploads/2014/10/O-que-%C3%A9-feminismo_Montserrat-Barba-Pan.pdf e ver DAVIS, Angela. Mulheres, raça e classe. Candiani, Heci Regina. São Paulo: Boitempo, 2016.

[4]GOLDMAN,Wendy. Mulher, Estado e Revolução: política da família soviética e da vida social entre 1917 e 1936. 1. ed. São Paulo: Boitempo, 2014

[5] https://blogdaboitempo.com.br/2017/06/14/as-mulheres-de-1917-especial-revolucao-russa/

[6] BLAY, Eva. 8 de março: conquistas e controvérsias. Ensaio • Rev. Estud. Fem. 9 (2) • 2001

[7]https://www.in.gov.br/en/web/dou/-/portaria-n-2.282-de-27-de-agosto-de-2020-274644814 e ver https://www.unicamp.br/unicamp/noticias/2020/09/10/em-nota-medicos-e-docentes-da-fcm-criticam-portaria-que-modifica-procedimentos

[8] https://forumseguranca.org.br/painel-violencia-contra-a-mulher/

[9] https://nossacausa.com/conquistas-do-feminismo-no-brasil/

[10] https://gedes-unesp.org/de-volta-a-pequim-o-backlash-conservador-contra-o-movimento-feminista-latino-americano/sobre el impacto en las economías latinoamericanas por el incremento en el precio de los alimentos y los derivados de hidrocarburos, las exportaciones e importaciones globales debido a la guerra en Ucrania

[11] https://www.planalto.gov.br/ccivil_03/_ato2023-2026/2023/lei/l14611.htm

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Tassia Gazé Holguin é economista com mestrado em saúde coletiva pela UFRJ e doutorado em economia pela UFRJ.
Atualmente, trabalha na coordenação das Contas Nacionais no IBGE, sendo uma das responsáveis pela Conta Satélite de Saúde.
Tem experiência na área de economia da saúde.

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